Después
de estar todo el día limpiando una playa a 40 km de Accra, una ducha
con el último cubo de agua transparente que me queda (el agua volvió
ayer pero con un color marrón de dudoso origen) y de corregir unas
veinte redacciones sobre la ablación, pateras, pérdida de derecho a
estudiar por el mero hecho de ser mujer, me siento a contaros cómo
ha sido la experiencia que he vivido hoy:
Ha
sonado el despertador a las 5 y me ha costado saber dónde estaba. He
empezado a pensar que si no iba no pasaría nada pero me he acordado
de una alumna que había dicho que venía y esto me ha dado fuerzas
para estar como clavos a las 7 en el punto de encuentro. Hemos
tardado en salir. Resulta técnicamente imposible poder salir a la
hora en Ghana, hagas lo que hagas. La vida aquí está llena de
imprevistos previstos y de horas que se alargan, para el que espera, para que a todo el mundo le dé tiempo a llegar a su destino o a
hacer lo que se había comprometido a hacer. Había pasado ya una
hora y faltaba gente y la comida no había llegado todavía. No nos
podíamos ir sin ella.
Un
bus con 27 personas, si no me equivoco, y dos coches nos hemos
dirigido a New Ningo,
una playa cerca de Pram Pram, a unos 40 km de Accra para limpiarla de
basura. La actividad ha sido organizada por Plastic
Punch, una nueva Ong en Accra que lucha por eliminar el
plástico de las playas y de nuestras vidas. Una amiga está dentro
del equipo coordinador y resultó que un día hablando nos dimos
cuenta de que las dos estábamos buscando información sobre plástico
y Ongs en Ghana, sólo que ella fue más eficiente y se puso más
manos a la obra que yo.
Después
de hora y media de viaje por el tráfico hemos llegado al sitio, nos
han explicado cómo tendríamos que trabajar: separar la basura en
diferentes bolsas, dependiendo de si era plástico en general,
botellas de plástico, cristal (no hemos visto, ya que se vende y
creemos que la gente hace limpieza habitualmente), bolsas de plástico
de agua u otro producto, orgánico o desechos. Nos han dado guantes,
bolsas y nos hemos puesto en marcha. Al llevar cámara, me han dicho
de hacer fotos hasta que llegara un voluntario que se iba a encargar
de ello.
Aquí
tenéis la foto de la playa antes de que limpiáramos:
Cuando
recoges objetos grandes, se avanza rápido y parece que te cunda
mucho. Cuando los objetos grandes (botellas, pelucas, zapatillas,
zapatos, telas, redes, entre otros) ya están en bolsas y miras
alrededor, ves que el suelo está repleto de mini trozos de plástico.
Resulta imposible quitarlo todo y la palabra que repites una y otra
vez en inglés, en español o en el idioma con el que sientes la
impotencia y desamparo, es “frustrante”. Entonces, alguna persona
se acerca y te pregunta: ¿Estás cansada? Y dices que sí, que un
poco mareada, que hace mucho calor y que hay mucho y te da la
sensación de que no sirve de mucho lo que estamos haciendo; entonces
miras alrededor y ves a unas 200 personas moviéndose ágiles bajo un
sol abrasador y entre olores a veces muy desagradable.
Estos
proyectos carecen de sentido si no involucran a la comunidad local.
Se han hecho cuatro viajes en bus para traer a los habitantes del
pueblo de la playa y en cuanto han llegado, se han puesto a trabajar.
Han venido muchos niños y gente joven y personas a las que no
esperaba en absoluto encontrar en el territorio comanche. La mayoría
sonríe y mientras llevan las bolsas ya llenas al punto de recogida,
algunos hasta corren o bailan, así que vuelves a mirar hacia abajo y
vuelves a buscar lo que has venido a buscar hoy: el plástico que nos
envenena a todos, incluso a las tortugas, principal beneficiario de
este gran proyecto.
Mi alumna. Qué orgullosa estoy de ella. Gracias, Freda.
En
Ghana no existe un sistema de reciclaje, no se recicla el papel y el
plástico ya son palabras mayores. Algunas empresas compran plástico
para reciclar y hacer otro producto pero son muy escasas. El problema
está en que la cantidad de plástico de un solo uso que se utiliza
en Ghana es superior a la cantidad que se recicla: todo se vende en
bolsas, la comida se sirve en cajas de poliespan, todas las bebidas, casi todas en botellas de plástico, se ofrecen con pajita, la comida para comer andando por la calle va
en bolsas y el agua, como ya dije en alguna entrada anterior, se
vende en saquitos de plástico por menos de 5 céntimos de euros el medio litro. El plástico ha evitado en África muchas enfermedades y que
el agua, la comida, los productos se transporten en recipientes más
ligeros. El plástico se ha hecho el rey de la casa africana,
desbancando a la cerámica, al aluminio y al metal, y se puede ver en los cubos con comida, en los cubos de
agua de baños y cocinas, en la en los recipientes para vender en la calle, en todas partes.
El
sistema de recogida de basura corre a cargo de una empresa privada y
el dinero que reciben las personas que se encargan de recoger la
basura y llevarla al principal vertedero ubicado en Tema, a treinta
km de Accra, es tan poco que no les llega para pagar la gasolina
hasta allí y suelen tirarla en las cunetas de la autovía por el camino o directamente al mar. Apenas hay papeleras por la ciudad, ni
en la universidad las puedes ver con facilidad y las alcantarillas se
ven repletas de basura que estancan el paso del agua provocando
inundaciones, enfermedades e incendios.
La
gente estaba muy sorprendida que la mayoría de las bolsas pequeñas
pertenecían a un tomate frito muy usado en Ghana. La mayoría de los
platos ghaneses llevan salsa de tomate y no hay tantos tomates, ni
estos son tan jugosos como para hacer tanta, así que la gente
compra en cantidades ingentes un concentrado de tomate frito ya
preparado. Hay gente que ha dicho que no va a volver a comprar de
tanto que ha visto en el suelo. Otros no entendían por qué un
producto que se usa en las casas estaba en la playa. Piensan que la
basura que hay en la orilla viene de lo que la gente deja cuando va a
la playa. No ven la conexión entre las alcantarillas, las bolsas de
basura en la ciudad y el mar. No existe el sentido de la corresponsabilidad, de la conciencia ecológica y sostenible. Es normal. En mi país no hace mucho que llegó.
Hemos
hecho una pausa para comer un poco de plátano frito y beber algo y
hemos continuado un poco más pero tengo que decir que el sol estaba
ya muy alto y el calor ha hecho que no hayamos estado todo el tiempo
que habían planeado. Hemos subido las bolsas llenas para que la
empresa que se encarga de recoger la basura en Accra se las llevara.
Al cabo de un tiempo han venido y, con esfuerzo para que entraran todas en el contenedor que habían traído, no han dejado ni una.
Cuando
hemos terminado y ya me dirigía a subir al bar donde habíamos
dejado todo, he empezado a mirar al suelo otra vez, quizá ya por
defecto después de unas horas haciéndolo y me he descubierto a mí
misma recogiendo guantes del suelo. “¿Pero qué no habéis
entendido de lo que estamos haciendo?”, he dicho en voz alta. “No
podemos venir a recoger plástico para dejar otro”. No lo habían
ni llegado a pensar. Toda actividad en el campo de batalla necesita
una formación de sensibilización para que se llegue a entender qué
es lo que realmente se está haciendo, por qué y para qué.
El
bus ha hecho varios viajes y hemos ido a una de las iglesias del
pueblo a comer. La madre de uno de los coordinadores ha preparado
comida para todos los voluntarios: arroz yollof, banku, pollo o
pescado frito que hemos comido en platos de papel o hojas de plátano.
Las cucharas eran de metal y seguramente no las habrán recuperado
todas, pero al menos no se han usado las de plástico.
Repito:
no hay eficacia en un proyecto de cooperación si no se integra a la
comunidad local. En el proyecto de hoy, los locales han ganado a los occidentales por
mayoría y para mí, eso es lo más importante. Ya había gente
preguntando cuándo se iba a hacer la siguiente. No hay nada mejor
que estas palabras que explique el éxito de la actividad.
Para
mí, estas son las personas y rostros del día, las que han hecho que
me quedara sin palabras cuando ya no podía recoger más del calor,
cansancio y occidental desmotivación. A ellos va este texto, va mi
esfuerzo de hoy:
2 comentarios:
OLE OLE. uN BESAZO en un día lluvioso (últimamente, para variar)
Gracias por haber ido y por todas tus reflexiones, muy valiosas. Ole tú!
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