Y
llegó el día. Me siento en el sofá, apoyo la espalda en la
almohada y agarro un cojín para el cuello que mi amiga Miriam dejó
aquí con la intención de que lo usara donde corresponde y no en el
brazo como siempre tengo la manía de hacer. Veo una mesa vacía, con
apenas dos carpetas, rotuladores y bolígrafos de tinta roja a punto
de irse solitos a la papelera por haberse quedado sin sangre en las
venas.
Después
de pasar los dos meses más activos desde que llegué en septiembre del 2016, me siento y digo en voz alta, orgullosa, satisfecha: qué
pedazo de semestre te has marcao, colegui.
Sabía
desde el principio que abril iba a ser activo, avisé a mi gente de
que me verían poco el pelo; desaparecí prácticamente de las
actividades culturales y he pisado poca calle y poca noche en los
últimos dos meses, pero... qué dos meses he vivido, qué dos meses.
A
mediados de marzo me encargaron organizar unas jornadas con
hispanistas en Ghana. Aún recuerdo el día que me lo dijeron: “se
me queda muy grande”, respondí. Recuerdo subirme al trotro y
decir, “pues nada Ruth, has dicho que sí, será que lo puedes
hacer”. En poco más de un mes tenía a los ponentes, el catering,
el diseñador gráfico para la publicidad, al fotógrafo para el
reportaje, bailarines y músicos. Hubo días que se me olvidaba
comer. Mi compañero de batalla entraba por la puerta de mi despacho
y me lanzaba kilos y kilos de ánimo y apoyo. Organizamos juntos el
horario, el orden de las ponencias y me obligaba a parar para comer o
respirar.
Las
llamamos “Jornadas de reflexión sobre el hispanismo en Ghana. El
español, lengua puente entre África, América y Europa”. Fueron
todo un éxito y la gente está deseando repetir el año próximo.
Durante las jornadas organicé un tour de micreoteatros con los
alumnos de primero y fue también todo un éxito. Lloré de emoción
con ellos. Estoy muy orgullosa del trabajo que han hecho, de la
motivación que han conseguido con tan poco tiempo juntos. Están
deseando empezar el próximo curso para poder seguir con el teatro.
Para mí no hay mejor regalo que este en el mundo de profesorado.
Dos
semanas antes, lanzamos la semana hispánica en el Departamento e
inauguramos con algunos de estos microteatros. Fue todo un éxito, de
ahí que los hiciéramos en las Jornadas. Me gustó tanto la idea y
el resultado que de casualidad, se lo propuse a la Embajada de
México, que una semana más tarde haría un festival de cine
mexicano enfocado en el tema inmigración. Se me había quedado en el
tintero una obra que leí y me encantó y pensé que sería perfecta
para abrir uno de los días. Inauguramos el festival y fue una
pasada.
De
repente me vi involucrada en muchas cosas a la vez, porque aparte de
las jornadas, los teatros, estaba haciendo un curso online, era fin
de curso con fin de clases, exámenes, notas, reuniones, seminario….
Ha sido un mes de no parar. Sin embargo, me ha servido para ya
confirmar de una vez por todas lo que mi madre me lleva diciendo toda
la vida: “Ruth, te va la marcha”. Cuanto más tengo para hacer,
más hago y es cierto que ha habido días que he rozado el límite
del estrés porque ya empezaba a buscar desesperada cosas que tenía en las manos o empezaba a hablar y me dejaba sin decir la mayor parte de las palabras porque era incapaz
de hacer funcionar a mi cerebro a la velocidad de mis piernas, pero
sí: cuanto más activa me sentía más cosas podía hacer. De vez en
cuando, en mi despacho o en casa, miraba arriba y decía al Universo:
¿Algo más me vas a mandar?
Las
clases terminaron hace dos semanas, también exámenes orales y
escritos, hoy he entregado todas las notas, documentos, informes y
exámenes corregidos a mi coordinadora, no sin antes ir hoy de punta
a punta de la ciudad para hacer mil cosas que he tenido que hacer hoy
porque mañana es festivo. Quien diga que Ghana no funciona bien, que
venga a hablar conmigo. En menos de 4 horas he ido a 8 sitios y en
todos he conseguido lo que iba buscando o he hecho lo que tenía que hacer.
Mañana
terminaré con algunas cosas pendientes, ya mínimas, y empezaré la
maleta para irme a casa un mes. Iba a quedarme con un proyecto de
danza que queremos hacer pero lo hemos movido a noviembre, así que en
cuanto me di cuenta (no hace mucho) que tenía todo el mes libre, me
convencieron para coger los billetes e irme a casa. Después de un
final de fiestas así...necesito, más que nunca, mimos y comida de la mamma. Vuelvo a finales de junio y me voy todo julio a Senegal. En agosto
estaré de nuevo por aquí, con un año escolar (para el que espero
que me renueven) mucho mucho mucho más intenso que
estos dos meses: varios proyectos en mente y uno grande profesional.
He debido de aprender algo muy importante que el Universo quería que
aprendiera porque cada día ha estado lleno de regalazos y por la
puerta y ventanas no dejan de entrar más y más. Este último año
de beca, lo dicho, promete ser muy intenso, y como siempre,
intentaremos estar a la altura de las circunstancias.
Estoy
muy orgullosa de cómo ha salido todo, del año escolar que he
vivido, de toda la gente y momentos que se han cruzado en mi camino.
Muy buen trabajo, sí mujer. Muy buen trabajo. Estoy muy orgullosa de
mis alumnos, del aprendizaje y motivación que han conseguido. No
hace mucho le pregunté a un alumno, muy bueno, de primero, si iba a
seguir en español el próximo curso (aquí pueden dejarse a partir
de segundo una de las tres especialidades con las que empiezan) y me
dijo que no, que iba a seguir en francés porque iba a ser más
fácil. Hablé con él y prometió pensárselo. Lo vi el otro día y
me dijo que había hablado con su madre y se queda en español. Para
mí esto es un logro, esto es un regalo. Ya con esto, puedo dar por cerrado el curso escolar 2017/2018 y con muy buena nota.
Siento
no estar muy poética pero el cansancio que llevo encima es mucho y
no puedo pensar ni escribir como debería.
Este
curso apenas he escrito y tengo ya muchas fotos y apuntes guardados
para escribir y poneros al día, pero como dice mi gran amiga Carmen:
“ahora toca vivir”. Así que, a vivir se ha dicho.
Cerramos
el chiringuito y nos vemos muy pronto con mucho más y mejor.
Os
dejo una foto de mis chicos después de actuar en el último
microteatro en las Jornadas. Irradian luz.
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