¡Hola
a tod@s!
Está
claro que esta segunda experiencia que estoy viviendo como profesora
en el extranjero no me deja tanto tiempo para escribir en el blog
como en la primera. Son otros tiempos, donde WhatsApp te ahorra tener
que escribir o colgar fotos para informar a los tuyos de cómo o
dónde estás. Cuando llegué a Kazajistán no había WhatsApp y
justo me abrí la cuenta de Fb porque pensaba que me podría ayudar a
estar más en contacto con mi gente. Iba casi si no todos los días a
un ciber café a hablar con mi familia, amigos y pareja de entonces y
dedicaba días enteros a escribir en casa y elegir las fotos que
quería después subir al blog desde el ciber café. Me iba con mi
usb lleno de documentos de word, carpetas con fotos, con los deberes
hechos. Afortunadamente había una tarifa barata para llamar a España
y los mensajes también eran muy baratos. De esa forma intentaba
estar cerca de los míos, aunque no era lo mismo que ahora.
Gracias
al empeño de mis padres, en septiembre de este año pasado dejé de
usar un móvil que se apagaba cuando lo creía conveniente y no podía
usar para mucho más que para llamar y whatsapp y me compré un
móvil decente y ahora, que puedo hacer hasta fotos, que me resulta
muy fácil expresar y comunicar en cada momento qué ocurre sin
necesidad de buscar un tiempo durante el día para escribir y
componer un texto contando todo. Aun así, el blog es algo que estoy
haciendo también por mí y para que quede como un recuerdo, aunque
no esté escribiendo tan a menudo como me gustaría.
Ayer
salió la convocatoria para renovar la beca que estoy haciendo y hoy
es fiesta en Ghana: día de la Independencia. Así que me he querido
tomar el día para volverme a acercar a vosotr@s. Me he levantado y
dicho en voz alta: ¡¡último año!! ¡cómo pasa el tiempo! Creedme
que no pienso en plazos de mi beca ni si renovar o no. El
inconveniente o ventaja, según se mire, que tiene esta beca es que
debes decidir si renuevas medio año antes de que empiece el
siguiente curso, entonces si decides no renovar casi tienes que estar
ya pensando en irte porque en estos momentos ya estoy a mitad del
segundo y último semestre y si renuevas te parece que queda mucho
para saber si quieres estar otro año más.
Los
sentimientos este año son diferentes, yo creo, a los del año
anterior. El año pasado era el primer curso aquí y sentía sin
lugar a dudas que no me podía ir tan pronto. Me decía ¿ya tengo
que irme si no renuevo? ¡Qué pronto! Y me salía un ¡ni hablar!
Muy natural y con una sonrisa. Es cierto que ese “ni hablar” no
llegó hasta diciembre y que nada más llegar me pareció todo tan
intenso que no sabía muy bien ni si un año sería ya demasiado para
mí. Pero creo que ya lo dije en algún momento, que de repente,
igual que dices “no sé si voy a renovar”, se activa algo y te
levantas y dices “me quedo un año más, no se hable más”. Y
ese sentimiento de saberlo tan segura me encantó. Era una sensación
nueva para mí. No había renovado en ningún otro sitio antes.
Cuando estuve en Kazajistán tuve la posibilidad, como aquí, pero
como he dicho antes, eran otros tiempos: 24 años, un país duro
aunque sólo me diera cuenta cuando pisé España y En Alemania
conseguí la renovación e incluso dejé todas mis cosas en casa de
una amiga para volver, pero una vez en España en verano, me dio
pereza volver y me quedé.
Así
que aquí me encuentro, después de año y medio y teniendo la opción
de renovar por última vez. Con tanto viaje que he podido hacer
desde que llegué, a veces me parece que llevo aquí más tiempo. Lo
que estoy viviendo y de la forma que lo estoy haciendo es un lujo: he
podido ir a España tres veces y por temporadas largas, el pasado
verano viaje a Togo, Benín, Sao Tomé y estas Navidades he visitado
Costa de Marfil, Guinea Conakry y Marruecos.
He viajado, aunque reconozco que no
mucho, por Ghana y he tenido la gran suerte de recibir visitas desde
España: una pareja de amigos antes de Navidad por una semana y la
persona más importante en mi vida que es mi madre, junto con mi
excepcional tía y dos grandes amigas de viajes.
Renuevo,
sí, renuevo. Renuevo porque me he dejado muchas cosas por hacer para
el último curso, para la última oportunidad y si tengo que pensar
en hacerlas todas ahora… me falta tiempo. El futuro pinta incierto,
quizá como siempre, porque nunca he planeado mucho a largo plazo,
pero soy consciente que este viaje está suponiendo y va a suponer un
antes y un después en mi vida. Quizá porque nunca había estado
tanto tiempo fuera de casa, quizá porque por fin estoy donde
aparentemente siempre había querido estar, o al menos ir.
Estoy
a mitad del segundo semestre, ya las clases están más o menos
controladas; hay días que salen bordadas, otras que no entiendes qué
has hecho ni qué ha pasado para que no salgan tan bien. Este
semestre llevo todos los cursos y muchos muchos alumnos, sólo en
primero llevo 272. Muchos. Estoy también intentando siempre que
puedo ir a las clases de danza del departamento de danza en la
Universidad. Dos amigos ghaneses están este semestre allí de
profesores y me dejan asistir a sus clases. Bailo también en otro
sitio un día a la semana y bueno, hago lo que puedo por intentar
hacer todo lo que me propongo aunque no siempre sale. Me da la
impresión a veces de que me paso el semestre organizándome el
horario y cuando termino, ya se ha terminado.
El
tiempo pasa volando y no me doy cuenta hasta que de repente digo:
¡marzo! Terminamos el semestre a principios de mayo o sea que
imaginad… Este verano se presenta igual de activo que el anterior,
pues en junio si todo sale bien haremos la segunda edición del
proyecto de danza que hicimos con la Embajada y que salió tan bien,
esta vez implicando a Universidades de Ghana y haciendo una formación
intensiva con alumnas de estas. En julio me voy a Senegal a hacer un
curso intensivo de danza contemporánea africana en el que espero
estar a la altura o al menos llegar al final sin haberme roto en
pedazos y si todo sale bien viajaré por Senegal unas semanas para
poder aprovechar el viaje y la oportunidad.
Tengo
muchas cosas que contaros; como siempre, ya sabéis. Aún sigue
habiendo momentos en los que mi cara es como si acabara de llegar:
sorpresa y asombro total. Otros en los que sigo pareciendo una más.
Esta semana hasta corregí ejercicios mientras iba en el trotro. Mi
acento español, inglés se difumina con los sonidos, tonos de los
idiomas de aquí. A mis alumnos les digo cuando me imitan cuando
hablo: ¡no copiéis mi acento! A veces me imagino enseñando inglés
en España y pienso: van a aprender el acento del inglés africano y
después digo.. ¿y qué?
Empieza
a hacer mucho calor. Duermo todos los días con el ventilador y ya
pocas veces me tapo con la sábana a las cuatro de la mañana cuando
va a entrar el sol en escena. Ahora no es buena época para moverse
por el país, a veces ni de casa. Cuanto más al norte vayas, más
calor hace. Ellos sudan, sudan mucho y como ya os dije en otras
ocasiones, no salen de casa sin una mini toalla que les vaya
recogiendo el sudor del día. Si la olvidan, compran otra en algún
semáforo. Yo no sudo, aunque ya este clima ha conseguido que alguna
gotilla se escurra por la espalda o por la tripa cuando intento
bailar ni la mitad de bien que ellos, pero me he comprado esa toalla
y tengo que reconocer algo que me ha pasado y que me ha parecido
raro: la fui a usar en clase, si no recuerdo mal y me dio apuro.
Sentí pudor, como si de repente estuviera en el baño y me estuviera
secando la cara o el cuerpo después de la ducha. Falta de costumbre,
y de necesidad.
Voy
a despedirme hasta la próxima vez que pueda sentarme a estar un
ratito con vosotros. Espero que no sea dentro de mucho. Me guardo,
como siempre, muchas cosas pendientes que contaros; no os podéis
imaginar el uso que le estoy dando al bloc de notas del móvil. Está
claro, las cosas hay que hacerlas en el momento, sino el próximo
momento luego nunca llega. Como cuando viajo y veo algo que me gusta
y me digo: “ya lo compraré a la vuelta o cuando lo vuelva a ver”
y luego no lo vuelvo a encontrar y me empeño en encontrarlo y aún
recuerdo, y las personas que conmigo lo sufrieron, tener que ir
después a buscar y rebuscar por toda la ciudad ese mantel en
Estambul, esa alfombra de colores en Sry Lanka, esa muñeca en
Uzbekistán, esa pelota en Tailandia o esos libros antiguos en Corea
del Sur. Gracias por vuestra paciencia, siempre.
Os dejo unas pocas fotos de este mes, desde que llegué de España a finales de enero. Las tengo todas pendientes de organizar. Mi vida es así, todo pendiente de ponerse en orden :).
Atardecer al lado de mi casa.
Mis chicas del mercado, el primer día que llegué al mercado después de estar en España.
Primer día de clase en febrero. ¿Y los alumnos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario