martes, 6 de marzo de 2018

RENOVAR O MORIR II


¡Hola a tod@s!

Está claro que esta segunda experiencia que estoy viviendo como profesora en el extranjero no me deja tanto tiempo para escribir en el blog como en la primera. Son otros tiempos, donde WhatsApp te ahorra tener que escribir o colgar fotos para informar a los tuyos de cómo o dónde estás. Cuando llegué a Kazajistán no había WhatsApp y justo me abrí la cuenta de Fb porque pensaba que me podría ayudar a estar más en contacto con mi gente. Iba casi si no todos los días a un ciber café a hablar con mi familia, amigos y pareja de entonces y dedicaba días enteros a escribir en casa y elegir las fotos que quería después subir al blog desde el ciber café. Me iba con mi usb lleno de documentos de word, carpetas con fotos, con los deberes hechos. Afortunadamente había una tarifa barata para llamar a España y los mensajes también eran muy baratos. De esa forma intentaba estar cerca de los míos, aunque no era lo mismo que ahora.

Gracias al empeño de mis padres, en septiembre de este año pasado dejé de usar un móvil que se apagaba cuando lo creía conveniente y no podía usar para mucho más que para llamar y whatsapp y me compré un móvil decente y ahora, que puedo hacer hasta fotos, que me resulta muy fácil expresar y comunicar en cada momento qué ocurre sin necesidad de buscar un tiempo durante el día para escribir y componer un texto contando todo. Aun así, el blog es algo que estoy haciendo también por mí y para que quede como un recuerdo, aunque no esté escribiendo tan a menudo como me gustaría.

Ayer salió la convocatoria para renovar la beca que estoy haciendo y hoy es fiesta en Ghana: día de la Independencia. Así que me he querido tomar el día para volverme a acercar a vosotr@s. Me he levantado y dicho en voz alta: ¡¡último año!! ¡cómo pasa el tiempo! Creedme que no pienso en plazos de mi beca ni si renovar o no. El inconveniente o ventaja, según se mire, que tiene esta beca es que debes decidir si renuevas medio año antes de que empiece el siguiente curso, entonces si decides no renovar casi tienes que estar ya pensando en irte porque en estos momentos ya estoy a mitad del segundo y último semestre y si renuevas te parece que queda mucho para saber si quieres estar otro año más.

Los sentimientos este año son diferentes, yo creo, a los del año anterior. El año pasado era el primer curso aquí y sentía sin lugar a dudas que no me podía ir tan pronto. Me decía ¿ya tengo que irme si no renuevo? ¡Qué pronto! Y me salía un ¡ni hablar! Muy natural y con una sonrisa. Es cierto que ese “ni hablar” no llegó hasta diciembre y que nada más llegar me pareció todo tan intenso que no sabía muy bien ni si un año sería ya demasiado para mí. Pero creo que ya lo dije en algún momento, que de repente, igual que dices “no sé si voy a renovar”, se activa algo y te levantas y dices “me quedo un año más, no se hable más”. Y ese sentimiento de saberlo tan segura me encantó. Era una sensación nueva para mí. No había renovado en ningún otro sitio antes. Cuando estuve en Kazajistán tuve la posibilidad, como aquí, pero como he dicho antes, eran otros tiempos: 24 años, un país duro aunque sólo me diera cuenta cuando pisé España y En Alemania conseguí la renovación e incluso dejé todas mis cosas en casa de una amiga para volver, pero una vez en España en verano, me dio pereza volver y me quedé.

Así que aquí me encuentro, después de año y medio y teniendo la opción de renovar por última vez. Con tanto viaje que he podido hacer desde que llegué, a veces me parece que llevo aquí más tiempo. Lo que estoy viviendo y de la forma que lo estoy haciendo es un lujo: he podido ir a España tres veces y por temporadas largas, el pasado verano viaje a Togo, Benín, Sao Tomé y estas Navidades he visitado Costa de Marfil, Guinea Conakry y Marruecos

He viajado, aunque reconozco que no mucho, por Ghana y he tenido la gran suerte de recibir visitas desde España: una pareja de amigos antes de Navidad por una semana y la persona más importante en mi vida que es mi madre, junto con mi excepcional tía y dos grandes amigas de viajes.

Renuevo, sí, renuevo. Renuevo porque me he dejado muchas cosas por hacer para el último curso, para la última oportunidad y si tengo que pensar en hacerlas todas ahora… me falta tiempo. El futuro pinta incierto, quizá como siempre, porque nunca he planeado mucho a largo plazo, pero soy consciente que este viaje está suponiendo y va a suponer un antes y un después en mi vida. Quizá porque nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, quizá porque por fin estoy donde aparentemente siempre había querido estar, o al menos ir.

Estoy a mitad del segundo semestre, ya las clases están más o menos controladas; hay días que salen bordadas, otras que no entiendes qué has hecho ni qué ha pasado para que no salgan tan bien. Este semestre llevo todos los cursos y muchos muchos alumnos, sólo en primero llevo 272. Muchos. Estoy también intentando siempre que puedo ir a las clases de danza del departamento de danza en la Universidad. Dos amigos ghaneses están este semestre allí de profesores y me dejan asistir a sus clases. Bailo también en otro sitio un día a la semana y bueno, hago lo que puedo por intentar hacer todo lo que me propongo aunque no siempre sale. Me da la impresión a veces de que me paso el semestre organizándome el horario y cuando termino, ya se ha terminado.

El tiempo pasa volando y no me doy cuenta hasta que de repente digo: ¡marzo! Terminamos el semestre a principios de mayo o sea que imaginad… Este verano se presenta igual de activo que el anterior, pues en junio si todo sale bien haremos la segunda edición del proyecto de danza que hicimos con la Embajada y que salió tan bien, esta vez implicando a Universidades de Ghana y haciendo una formación intensiva con alumnas de estas. En julio me voy a Senegal a hacer un curso intensivo de danza contemporánea africana en el que espero estar a la altura o al menos llegar al final sin haberme roto en pedazos y si todo sale bien viajaré por Senegal unas semanas para poder aprovechar el viaje y la oportunidad.

Tengo muchas cosas que contaros; como siempre, ya sabéis. Aún sigue habiendo momentos en los que mi cara es como si acabara de llegar: sorpresa y asombro total. Otros en los que sigo pareciendo una más. Esta semana hasta corregí ejercicios mientras iba en el trotro. Mi acento español, inglés se difumina con los sonidos, tonos de los idiomas de aquí. A mis alumnos les digo cuando me imitan cuando hablo: ¡no copiéis mi acento! A veces me imagino enseñando inglés en España y pienso: van a aprender el acento del inglés africano y después digo.. ¿y qué?

Empieza a hacer mucho calor. Duermo todos los días con el ventilador y ya pocas veces me tapo con la sábana a las cuatro de la mañana cuando va a entrar el sol en escena. Ahora no es buena época para moverse por el país, a veces ni de casa. Cuanto más al norte vayas, más calor hace. Ellos sudan, sudan mucho y como ya os dije en otras ocasiones, no salen de casa sin una mini toalla que les vaya recogiendo el sudor del día. Si la olvidan, compran otra en algún semáforo. Yo no sudo, aunque ya este clima ha conseguido que alguna gotilla se escurra por la espalda o por la tripa cuando intento bailar ni la mitad de bien que ellos, pero me he comprado esa toalla y tengo que reconocer algo que me ha pasado y que me ha parecido raro: la fui a usar en clase, si no recuerdo mal y me dio apuro. Sentí pudor, como si de repente estuviera en el baño y me estuviera secando la cara o el cuerpo después de la ducha. Falta de costumbre, y de necesidad.

Voy a despedirme hasta la próxima vez que pueda sentarme a estar un ratito con vosotros. Espero que no sea dentro de mucho. Me guardo, como siempre, muchas cosas pendientes que contaros; no os podéis imaginar el uso que le estoy dando al bloc de notas del móvil. Está claro, las cosas hay que hacerlas en el momento, sino el próximo momento luego nunca llega. Como cuando viajo y veo algo que me gusta y me digo: “ya lo compraré a la vuelta o cuando lo vuelva a ver” y luego no lo vuelvo a encontrar y me empeño en encontrarlo y aún recuerdo, y las personas que conmigo lo sufrieron, tener que ir después a buscar y rebuscar por toda la ciudad ese mantel en Estambul, esa alfombra de colores en Sry Lanka, esa muñeca en Uzbekistán, esa pelota en Tailandia o esos libros antiguos en Corea del Sur. Gracias por vuestra paciencia, siempre.

Os dejo unas pocas fotos de este mes, desde que llegué de España a finales de enero. Las tengo todas pendientes de organizar. Mi vida es así, todo pendiente de ponerse en orden :).



Atardecer al lado de mi casa. 


Mis chicas del mercado, el primer día que llegué al mercado después de estar en España. 


Primer día de clase en febrero. ¿Y los alumnos?


No hay comentarios: