Cuando no vio claro su futuro en África, en Europa o incluso al otro
lado del charco, decidió pedir la beca de nuevo por si fuera el caso
que se quedaba sin horizonte a la vista y/o fuera esta la última vez
que se pudiera ir de viaje lejos de casa a trabajar de lo que más le
gustaba.
Por ser la antípoda de España, pensó en Nueva Zelanda; le habían
dicho que era uno de los lugares más bonitos del mundo y ella había
visto unas imágenes de una cueva que se iluminaba por unas larvas
que parecían luciérnagas, uno de sus insectos favoritos que le
transportaban a un lago en Sri Lanka, del que al caer la noche,
levantó cientos de luces que trajeron el cielo estrellado a la
tierra hace ya muchos años.
Empezó a leer sobre Nueva Zelanda, sobre todo sobre el invierno,
porque si había algo que no podía soportar, y más después de
haber estado tres años en África, era el frío. Tenía que buscar
otro destino: el frío amenazante del archipiélago neozelandés
había echado todo el plan al traste.
Vio que una de las plazas en Australia se quedaban libres y decidió
ir a por ellas: total, como ya has estado en África y no has
protestado en tres años, no te darán Australia, porque eso lo pide
todo el mundo, pero te ofrecerán con un poco de suerte Mali o Guinea
Conakry y te conformarás y serás feliz porque seguirá siendo
África.
Creo que en el fondo no solo era yo quien creía que no me la darían,
sino todo el mundo alrededor, en el fondo, pensaba que había pedido
demasiado al Universo, que había aspirado a algo demasiado alto.
Eché la beca y me olvidé. Seguí con mi actividad en Ghana. Dejé
que el Universo hiciera el resto.
El día que recibí el correo de que había sido seleccionada,
recuerdo que pegué un salto de la cama. Me la habían dado. Había
conseguido lo que todo el mundo quería. Debia estar a la altura.
Volví de Ghana en julio 2019 y estuve seis meses sin parar haciendo
cosas como si el mundo se fuera a acabar ese mismo día. Como cuando
le dicen a una embarazada: haz todo lo que puedas antes de que llegue
el niño porque después no vas a tener tiempo de nada. Eso hice yo,
correr de arriba para abajo como pollo sin cabeza por Portugal,
Francia y España hasta que llegó el momento de pedir visado, hacer
maletas, decir adiós y saltar el gran charco.
Señoras y señores, bienvenidos a mi nueva aventura al otro lado del
mundo:
¡Señoras y señores, bienvenidos a Australia!
(Bandera australiana aborigen)
5 comentarios:
¡Enhorabuena guapa! Disfruta del mundo, es maravilloso. No sabes cuánta envidia me das ��
Disfruta mucho de tu experiencia, Ruth. Y cuéntanos, por favor. Queremos saber de tus seguro exitosas experiencias.
Sé que vas a disfrutar como una loca de tu estancia allí y nosotros vamos a ser testigos de ello. ¡Qué suerte vamos a tener con tu blog y experiencias EN VIVO..
Leido está. Pensemos que puede servir de prologo, para lo bueno que te espera y lo que vamos a disfrutar, TENIÉNDOTE TAN CERCA..
UN BESAZO...
Sabes que soy una admiradora y te sigo desde Kazajstán. Suerte en está nueva aventura mi querida Ruht.😙😙
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