No recuerdo qué fue lo último que os conté pero creo que ya os enseñé fotos de cuando estuve en Almaty en diciembre. Resulta que el vuelo de Benya llegaba a Almaty el 17 y aproveché para ir unos días antes y estar con Ana, la lectora allí, y los españoles que están trabajando en
El mismo sábado antes de marcharme fui a un concierto que hacían en el edificio principal de la uni para celebrar el Día de
También algo curioso es que Lili y Valerie, por ejemplo, no estaban tan contentas como estaba por ejemplo Kulanda (os puse una foto en la que salía conmigo), la profesora de alemán, a la que tenía al lado y me iba explicando las canciones nacionales kazajas, cómo funciona la dombra o el por qué de un traje u otro o los pasos de los bailes kazajos. Ellas no se sienten tan kazajas, no se sienten parte de esa identidad que ese día unía al resto de kazajos. Sólo viendo las caras en ese acto pude ver la separación cultural que hay entre rusos y kazajos. Ellas no hablan kazajo, algo que creo que es decisivo para sentirse de un origen o de otro. Este tema lo ampliaré en otra próxima entrada. Que alguien me lo recuerdo si ve que me despisto :)
Después del concierto, fui con Lili, Valerie y la jefa a un supermercado a ver cosas; eso sí, al ritmo de
El viaje en tren lo quiero remarcar por varias cosas: era el primer viaje que hacía desde que llegué, el mismo tren que cogí a mi llegada pero en sentido contrario, sólo que aquel día estaba tan cansada, nerviosa y desorientada que no lo viví igual que este segundo. Me compré el billete (la llegada me la organizaron los de la uni), me fui a la estación, me busqué mi vagón, metí mis zarrios y tuve la sensación de que las cosas habían cambiado mucho en sólo poco más de dos meses. Era como si ya supiera dónde estaba, pisaba distinto y mi seguridad ante la gente y ante la ciudad era completamente otra. Para poner un ejemplo: Lili me había dicho que el bus 5 iba directo a la estación. Al ver que no llegaba pregunté a otra Marschutka y sin dudarlo me subí. La otra cosa por la que el viaje fue distinto fue porque una de mis acompañantes de vagón, una chica kazaja de treinta años, estuvo borracha todo el viaje y me pareció algo gracioso ver a una chica kazaja borracha perdida; primero porque aún no he salido de fiesta por aquí y claro, era mi primera vez que veía a alguien autóctono (y chica musulmana) en tal estado y segundo que eran las 6 de la tarde y ella iba ya fina, fina y lo que es peor, le duró hasta el día siguiente. A mitad de trayecto, cuando llegamos a Taraz, le sonó el teléfono, ella, roque como un tronco, no sabía ni dónde estaba y tardó en caer en la cuenta que su madre, al otro lado del teléfono, estaba en la vía esperando, para darle una caja con cosas para que se llevara a Almaty. Bueno, bueno, bueno, subió la madre y un hombre que sería su tío o algún familiar porque no se enfadó mucho por ver a la chica con tal estado, la madre en cuanto se dio cuenta de lo que pasaba le dio la caja de mala manera y la chica montó el numerito diciendo que no quería la caja y que se olvidara de ella. A partir de ahí y hasta que consiguió dormirse otra vez, se pasó el viaje llorando, diciendo que su madre estaba loca y buscando agua caliente por el pasillo para hacer té. Otra acompañante del vagón, que cuyo padre resultó ser Jaén pero que no entendía ni papa de español, se pasó el viaje comiendo todo lo que se le ofrecía, incluso un bote de pimientos que sacaron de la caja de la madre de la chica y que comieron, ella, su hija y la chica nada más y nada menos que a las dos de la mañana. Menos mal que yo ya había cenado antes algo que me había dado y mi negativa no le sentó mal (Recordad que aquí no está muy bien visto decir que no quieres algo que te ofrecen…).
Ya habéis visto fotos desde mi llegada a Almaty hasta la llegada de Benya. Aquí os dejo fotos del par de horas que pudimos estar Benya y yo por Almaty, hasta que saliera el tren el mismo día 17. Íbamos a tener más tiempo, pero el vuelo llegó con casi tres horas de retraso y suerte que pudimos dejar las maletas y mochilas en
Esto es en el parque Panfilov, un monumento en honor a los muertos en la Primera y Segunda Guerra Mundial. La verdad es que impresiona desde abajo.
Esta puerta impresionante esta justo enfrente de la foto anterior, la cual me recordo mucho a la puerta de Brandenburgo de Berlin.
Esta la he puesto para que veais el gorro kazajo que me compre en Espanya.. :)
Esta foto y la siguiente son dos monumentos a los dos lados de los dos que os he ensenyado antes, cada uno con las fechas de las dos guerras.
Es la iglesia ortodoxa de Sant Nikolai, en el parque Panfilov. No quisimos entrar dentro porque no es muy bien visto. A Ana, la chica de Almaty, le echaron la brona cuando entro, porque al salir no salio de espaldas. Por lo visto no se puede salir dando la espalda a los santos...
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