domingo, 18 de enero de 2009

Viaje a Almaty. Recogida de visita (13-18 diciembre)

No recuerdo qué fue lo último que os conté pero creo que ya os enseñé fotos de cuando estuve en Almaty en diciembre. Resulta que el vuelo de Benya llegaba a Almaty el 17 y aproveché para ir unos días antes y estar con Ana, la lectora allí, y los españoles que están trabajando en la Oficina Comercial de la Embajada de España en el país. No tenía vacas pero uno de los días era fiesta en el país (el martes 16 de diciembre: Día de la República) y me cogí el lunes, las clases habían terminado y en la uni me iban a hacer perder el tiempo, así que ya el mismo sábado me fui hacia Almaty. Me parecía simplemente una tontería teniendo un finde y un día de fiesta de por medio que Benya tuviera que apañárselas solo por Almaty y bueno, no hace falta que diga que con lo ñoña que soy… como para perderme un encuentro digno de una película de Hollywood.

El mismo sábado antes de marcharme fui a un concierto que hacían en el edificio principal de la uni para celebrar el Día de la República que sería el martes, como ya os he dicho. La verdad es que me gustó bastante, fue un poco largo, pero pude ver un vídeo sobre el país con unas imágenes preciosas, escuchar el himno de Kazajstán, cómo suena la dombra (la homóloga de la guitarra), voces la verdad que muy bonitas y todo acompañada de Lili a mi derecha que me iba traduciendo cuando alguien hablaba, de Bek, que recibió un premio por su buen trabajo conseguido este año, de Valerie y algunas profesoras más, estudiantes que se sentaron al fondo y no dejaron de saludarme y la jefa, que en cuanto vio a Bek le dio igual que tuviera que recoger un premio y lo mandó, día de Celebración suprema, de vuelta al departamento a que viera por qué el ordenador de la secretaria no funcionaba; suerte que el rector de la Universidad escuchó el numerito y le dijo a la jefa que era día de fiesta general y que Bek no se movía de ahí. Sólo por la escena, mereció la pena ir.

También algo curioso es que Lili y Valerie, por ejemplo, no estaban tan contentas como estaba por ejemplo Kulanda (os puse una foto en la que salía conmigo), la profesora de alemán, a la que tenía al lado y me iba explicando las canciones nacionales kazajas, cómo funciona la dombra o el por qué de un traje u otro o los pasos de los bailes kazajos. Ellas no se sienten tan kazajas, no se sienten parte de esa identidad que ese día unía al resto de kazajos. Sólo viendo las caras en ese acto pude ver la separación cultural que hay entre rusos y kazajos. Ellas no hablan kazajo, algo que creo que es decisivo para sentirse de un origen o de otro. Este tema lo ampliaré en otra próxima entrada. Que alguien me lo recuerdo si ve que me despisto :)

Después del concierto, fui con Lili, Valerie y la jefa a un supermercado a ver cosas; eso sí, al ritmo de la Mr. Gulnara, que te hace ir a los sitios pero ella va como tres metros delante, apartada del resto del grupo y dirigiendo adónde tenemos que ir. Como tenía tiempo antes de coger el tren no me importó en absoluto, tenía ya la mochila hecha, la habitación recogida, la maleta hecha para luego mudarme al piso que habíamos alquilado y sólo me faltaba hacerme con un buen bocata y chocolate para el viaje. Estuvo bien ir al supermercado porque descubrí un sitio donde venden bisutería kazaja de lo más bonita y bueno, con la ayuda de Lili y Valerie, conseguí que la jefa no se diera ni cuenta de que me iba a Almaty.

El viaje en tren lo quiero remarcar por varias cosas: era el primer viaje que hacía desde que llegué, el mismo tren que cogí a mi llegada pero en sentido contrario, sólo que aquel día estaba tan cansada, nerviosa y desorientada que no lo viví igual que este segundo. Me compré el billete (la llegada me la organizaron los de la uni), me fui a la estación, me busqué mi vagón, metí mis zarrios y tuve la sensación de que las cosas habían cambiado mucho en sólo poco más de dos meses. Era como si ya supiera dónde estaba, pisaba distinto y mi seguridad ante la gente y ante la ciudad era completamente otra. Para poner un ejemplo: Lili me había dicho que el bus 5 iba directo a la estación. Al ver que no llegaba pregunté a otra Marschutka y sin dudarlo me subí. La otra cosa por la que el viaje fue distinto fue porque una de mis acompañantes de vagón, una chica kazaja de treinta años, estuvo borracha todo el viaje y me pareció algo gracioso ver a una chica kazaja borracha perdida; primero porque aún no he salido de fiesta por aquí y claro, era mi primera vez que veía a alguien autóctono (y chica musulmana) en tal estado y segundo que eran las 6 de la tarde y ella iba ya fina, fina y lo que es peor, le duró hasta el día siguiente. A mitad de trayecto, cuando llegamos a Taraz, le sonó el teléfono, ella, roque como un tronco, no sabía ni dónde estaba y tardó en caer en la cuenta que su madre, al otro lado del teléfono, estaba en la vía esperando, para darle una caja con cosas para que se llevara a Almaty. Bueno, bueno, bueno, subió la madre y un hombre que sería su tío o algún familiar porque no se enfadó mucho por ver a la chica con tal estado, la madre en cuanto se dio cuenta de lo que pasaba le dio la caja de mala manera y la chica montó el numerito diciendo que no quería la caja y que se olvidara de ella. A partir de ahí y hasta que consiguió dormirse otra vez, se pasó el viaje llorando, diciendo que su madre estaba loca y buscando agua caliente por el pasillo para hacer té. Otra acompañante del vagón, que cuyo padre resultó ser Jaén pero que no entendía ni papa de español, se pasó el viaje comiendo todo lo que se le ofrecía, incluso un bote de pimientos que sacaron de la caja de la madre de la chica y que comieron, ella, su hija y la chica nada más y nada menos que a las dos de la mañana. Menos mal que yo ya había cenado antes algo que me había dado y mi negativa no le sentó mal (Recordad que aquí no está muy bien visto decir que no quieres algo que te ofrecen…).

Ya habéis visto fotos desde mi llegada a Almaty hasta la llegada de Benya. Aquí os dejo fotos del par de horas que pudimos estar Benya y yo por Almaty, hasta que saliera el tren el mismo día 17. Íbamos a tener más tiempo, pero el vuelo llegó con casi tres horas de retraso y suerte que pudimos dejar las maletas y mochilas en la Oficina Comercial donde Pedro ese día trabajaba y dar un paseo tranquilos y hacer algunas fotos:






Esto es en el parque Panfilov, un monumento en honor a los muertos en la Primera y Segunda Guerra Mundial. La verdad es que impresiona desde abajo.



Esta puerta impresionante esta justo enfrente de la foto anterior, la cual me recordo mucho a la puerta de Brandenburgo de Berlin.



Esta la he puesto para que veais el gorro kazajo que me compre en Espanya.. :)






Esta foto y la siguiente son dos monumentos a los dos lados de los dos que os he ensenyado antes, cada uno con las fechas de las dos guerras.









Es la iglesia ortodoxa de Sant Nikolai, en el parque Panfilov. No quisimos entrar dentro porque no es muy bien visto. A Ana, la chica de Almaty, le echaron la brona cuando entro, porque al salir no salio de espaldas. Por lo visto no se puede salir dando la espalda a los santos...






A este hombre le compramos un monton de frutos secos para el viaje de vuelta en tren. Esto es en el mercado verde, cerca del parque de antes. Cuando le pedimos la cuenta estuvo un par de minutos sumando cosas en la calculadora y luego va el tio y nos dice: 2000!! No le vino de perlas ni nada :)

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