¡¡Hola a todos otra vez!!
Aquí estoy de nuevo, dispuesta a poneros al día por lo menos en estas dos últimas semanas. Intentaré no dejarme nada en el tintero y si se me escapa algo, seguro que para la próxima vez me acuerdo y os lo cuento. Hoy empieza ya mi cuarta semana en Shymkent, este sábado próximo va a hacer un mes que llegué y quitando la primera semana, que me pareció como un año, el resto de días se han pasado volando. Antes de que se me olvide: en el anterior comentario tenéis que disculparme por haberme copiado de mis alumnos cuando me dicen “yo soy España” o “yo soy Kazajstan”. Os puse al final de todo “tierra kazajstana” y me tenéis que volver a suspender, pues es “kazaja”. Todo lo malo se pega chicos, ya se me podría pegar un poco de ruso o de hermosura.
Desde este sábado han bajado mucho las temperaturas. Por la noche empezó a nevar y aquí a servidora le pilló en la calle. Hoy los mocos y pañuelos son la muestra de ello. El domingo había nieve en las plantas y el termómetro de una de las calles principales marcaba
Ahora mismo me acabo de terminar todas las pastas de la marca “reglero” que llevaban chocolate, y es que el sábado llegaron a Shymkent un chico de España que llegó a Almaty dos días antes que yo con una beca del ICEX y una chica polaca que ha estado aquí va a hacer ahora tres meses para hacer su tesis sobre la “desertización de la cultura kazaja” y que en nada ya tiene que volver a Krakowitza. Las pastas, a pesar de ser españolas, las compraron en El Corte Inglés que digo yo y desde aquí, si lee esto por lo menos Raúl, os doy mis felicitaciones. El sábado, al terminar mis clases, abrí la puerta del despacho de mi departamento, cogí el abrigo y dije adiós tan bajito que nadie se dio cuenta de que había entrado. Para mí daba por terminada mi jornada y no quería que me engancharan para hacer cualquier tontería de papel o vete a saber el qué, así que me fui a por los chicos de Almaty y fuimos a comer con Vicente y dos voluntarios más de Peace Corps, uno de ellos el nuevo que va a quedarse en Shymkent dos años. Comimos en el Café Instanbul, muy cerca de mi casa y donde he ido alguna vez porque tienen WIFI y descubrimos que los sábados las mujeres pueden beber toda la cerveza que quieran. Como anécdota deciros que yo me pedí una para que Raúl, el chico español, se la bebiera y la camarera le llamó la atención… Pasamos la tarde en Sairam, si no me equivoco, un pueblo a media hora de Shymkent con varios mausoleos dedicados a mujeres santas. El tiempo empezó a empeorar por momentos y cuando salíamos de uno de los mausoleos y preguntamos en una tienda cómo podíamos llegar al resto de sitios nos encontramos con que un grupo de gente kazaja estaba de excursión en los mismos sitios que nosotros y estaban dispuestos a llevarnos con ellos. Nos montamos en la furgoneta-autobús y la aventura acababa nada más, pues no pensábamos que ellos iban a estar más interesados que nosotros en tenernos como acompañantes de viaje. Desde el primer momento que subimos al autobús y nos atrevimos a sacar las cámaras para hacer fotos, ellos no se quedaron atrás y no dudaron en retratarse desde todos los perfiles posibles con cada uno de nosotros. Primero dentro del bus, luego en cada una de las puertas de los sitios a los que fuimos. Esperamos fuera mientras ellos rezaban en una mezquita pequeña, rezamos con ellos arrodillados en la entrada del recinto donde luego nos invitarían a cenar con ellos al más puro estilo tradicional kazajo: las mujeres prepararon la mesa (en el suelo) con manteles y mantas, mientras los hombres se colocan una especia de pañuelo-servilleta para luego limpiarse en la cena; iban pasando los platos, las tazas para el té y luego comimos todos juntos, en el suelo, los hombres con las manos, a nosotros nos ofrecieron una cuchara que acepté con mucho gusto. La comida estaba rica, había un guiso de patatas con carne de oveja en caldo, pan de muchas clases y dulces también de todas los tipos. Es típico ponerlo todo en la mesa, es decir, tanto el plato principal como los postres, así que ya me estáis viendo elegir qué pasta con chocolate me iba a comer al mismo tiempo que engullía unas patatitas con carne. En los postres Agnes y yo decidimos sacar la cámara y hacer fotos, yo no podía evitarlo y la verdad es que a ellos no les molestó nada. Hubo una chica joven que se me acercó y me dijo en inglés que no le sacara fotos, cosa que no estaba haciendo pero pedí disculpas y respeté su decisión. Pensé que le había sentado mal pero no sé si fue como un pretexto para hablar inglés, porque en seguida se acercó a nosotros y estuvo un buen rato hablándonos sobre las maravillas de España, Polonia e interesándose por qué estábamos en Kazajstán. Nunca se sabe…
En un principio nos íbamos a quedar a dormir allí, fue lo que nos propusieron en un primer momento, pero luego nos explicaron que iban a rezar durante un largo rato después de la cena y decidimos dejarlos tranquilos e irnos. Irnos a Shymkent, pero cómo… eran las 19 de la tarde, ya de noche y estaba empezando a caer agua nieve. Yo siempre que voy con alguien no me preocupo porque las penas entre varios son menos penas y así fue; Agnes se encargó de pedirle a un hombre que se disponía a entrar en su casa si nos podía acercar hasta la estación central del pueblo por unos tengues. El hombre vio que había negocio y se ofreció a llevarnos a Shymkent por 1000 tengues (1000 ptas). Durante el viaje Agnes fue conversando con él, mientras Raúl y yo nos moríamos de envidia por no poder participar en la conversación. Antes de llegar nos enseñó una bolsa que llevaba llenas de botellas de aceites de diferentes tipos, incluso tenía uno español. En ese momento confirmé lo que hacía tiempo llevaba en mente: si sabes el idioma el país y su gente gana mucho en cuanto a humanidad y calidez. Imaginé una situación igual en España o en Alemania, donde he vivido también, y creo que ni siquiera se podría haber dado. La gente de aquí en cuanto te puedes comunicar con ellos es una gran belleza.
Como iba diciendo íbamos a dormir allí pero al final decidimos regresar. Por la mañana, cuando habíamos ido a mi residencia a dejar las mochilas, preguntamos a mi jefa de residencia (la comandant, se dice aquí) si se podían quedar. Yo ya había preguntado unos días antes y me hicieron ir a hablar con el jefe de la uni de Relaciones Internacionales, nada más y nada menos, donde al principio me dijeron que no, luego al explicar que eran personas que trabajaban en Almaty dijeron que sí, luego que no porque yo qué sé, luego que sí pero pagando y luego al final que no, así que quedamos en dejar las mochilas cuando llegaran e irnos de excursión. La comandant acordó con Agnes que volvería a preguntar a su jefe y cuando volviéramos el guardia nos diría cómo había quedado la cosa. No se me puede olvidar comentar que cuando llegamos por la mañana a dejar las cosas estuvimos esperándola en la entrada para que no fuera a pensar nada raro y al no llegar entramos a dejar las cosas. Cinco minutos después entró ella corriendo con una de las limpiadoras, como si ella pintara mucho, a ver quiénes eran y qué hacían aquí….Cuando volvimos por la noche el guardia nos dijo que sí que se podían quedar, previo pago de 3000 tengues los dos pero que lo que podíamos hacer era pagarle a él 2000 euros y él le diría a
Este fue mi finde pasado. Cuando se fueron, me fui a comprar a mi frutera, que ya me recibe con una mirada de alguien que conoce a quien tiene delante. Me convenció para que comprara un bote enorme de mermelada de moras, me decía que para el frío iba muy bien y yo con el pañuelo en la nariz todo el rato… como para decirle que no. Comí con una profesora de la universidad, la mujer kazaja que está casada con un hombre turco y está aquí mientras su marido tenga trabajo en Shymkent, cosa de marketing con China y no sé qué países más. Con ellos también comí el finde que pasé con la familia kazaja y al tener una buena relación con ella, este domingo me ofrecí a pasar un rato con ella, pues no está pasando por un buen momento y os explico, porque todo está relacionado con
Aigul hoy estaba mejor, dice que va a dar de margen dos semanas para ver si puede trabajar sin nervios y sin que le afecte lo que Gulnara haga o deje de hacer. Yo ya le he dicho que si decide dejar el trabajo yo quiero clases de ruso y de turco y que seguro que ganaría más que trabajando 10 horas al día en
Así que bueno, la verdad es que la semana pasada fue dura por las cosas que pasaron en el trabajo, por lo complicado que lo hacen todo aquí a veces (para lo de la visita de mis amigos estuve dos horas en el despacho de un jefe que ni pinchaba ni cortaba), los papeles que tenía que rellenar de
Sobre la comida no tengo queja; en casa intento desayunar bien y al mediodía intento comer en el restaurante de mi amiga. Las cenas las hago en mi cocina japonesa y hasta ahora me estoy apañando muy bien. El domingo pasado, que fui al bazar con Vicente y Kanat, compré otro hornillo porque con uno pensé que no era suficiente, pero todavía no lo he utilizado porque no encontré cazuela que me vendieran sin tener que comprar toda la familia de cazuelas de diferentes tamaños que te hacen comprar, así que hasta ahora con la sartén y menos el pescado (“riva” en ruso, casi como “río” en inglés), que lo echo de menos a rabiar y que aquí escasea por doquier y me han dicho que no fíe del poco que se pueda vender, el resto de cosas las cocino sin problemas. La carne la compro en El Corte inglés pues en el resto de tiendas no he conseguido atreverme a comprar y por un poco más de dinero no arriesgo mi estómago. Me resulta gracioso comprar los plátanos, kivis o limones por unidades y a precio de oro y encontrarme en una tienda con que sólo tienen para vender dos plátanos o tres limones o dos kivis, si es que tienen. Del resto de cosas ya os digo que he encontrado de todo, no olvidéis las pastas “Reglero”, la sal “Ibarra” o toda la gama de productos “Pascual” o “Bonduelle”. A lo que todavía me cuesta un poco habituarme es al miedo de encontrarme en algún plato con carne de caballo, cosa que probé la semana pasada en un restaurante para cenar, y al sabor tan fuerte de la carne de oveja. Mira que ha habido veces que no lo he notado el sabor pero en otras, como en las empanadillas típicas aquí llamadas “samsa”, no hay manera…
Se me han quedado cosas pendientes de contar pero prometo sacar tiempo. También os dejo unas cuantas fotos de mi último fin de semana en Sairam, de Halloween en
Para el nuevo lector:
-Si vas a recibir visita: la persona que va a venir y quiere estar aquí más de un mes (para un mes sólo necesita hacerse la visa en España) o quiere una visa de más de una entrada y salida (para ir a otro país, por ejemplo) necesita un papel de una agencia de viajes de Kazajstán. Yo te recomiendo ir a la agencia que he ido yo, recomendada ya por Vicente, y donde la chica (Tatiana) habla inglés y a pesar de que el dinero que va a cobrar por lo que te va a hacer es considerable, es una persona bastante maja y comprensible. La agencia se llama “Octavia travel” y está en los bajos del hotel Kama (avenida Tauke Han en dirección hacia el Mega Centre, no hacia
- Contrato laboral: para empezar a cobrar y para hacerte una tarjeta en un banco de aquí y que no te cobren cada vez que saques con tu visa o Master card española vas a tener que hacer unos papeleos y una serie de coñazos uno detrás de otro que mejor que vayas adelantando trabajo para cobrar el dinero cuanto antes. El dinero no es mucho, yo al no haberme hecho con todos los papeles todavía no sé cuánto cobraré pero cuanto antes termines con los papeles mejor. Uno de los papeles que te piden es una traducción oficial de tu pasaporte. Aquí en Shymkent había un traductor oficial español-ruso llamado Daniel pero yo no lo he conseguido encontrar así que lo que he hecho ha sido ponerme en contacto con
-Registro en
Teléfonos embajada de España en Astana:
(8-7172) 201535/6/7
Teléfono de emergencia que hay que tener en el móvil por si pasara cualquier cosa:
7 701 7115502
La sede que hay en Almaty no sirve de casi nada, puesto que es creo como la sede comercial.
- En Shymkent hay una iglesia católica. No quiero hablar ahora de inclinaciones religiosas ni mucho menos pero yo por ejemplo he tenido que acudir a ellos para intentar ponerme en contacto con Daniel. A pesar de no haberlo conseguido, los curas españoles que hay allí me dieron varios teléfonos, me dejaron llamar desde allí y sé que si necesitara cualquier cosa ellos me echarían una mano. Tenemos que conocer todos los recursos que tenemos. Tendrías que preguntar para saber dónde está
-Teléfono fijo: como supongo que no tendrás teléfono fijo en la residencia y en la uni como que tampoco, te informo de que puedes utilizar el teléfono que Lesbek tiene en el despacho de Departamento de Relaciones Internaciones. Ellos están allí para ayudarte y a mí siempre me han tratado súper bien, incluso ha sido desde allí desde donde envié la copia de las tarjetas de embarque a
Las únicas cosas de las que nos arrepentimos son las que nunca nos hemos atrevido a hacer
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